lunes, 6 de octubre de 2014

Te cuento un cuento...

 “CUENTOS CORTOS”
(Por Roberto Carlos Calvo)



S
olo nos escapamos del mundo por un rato, sin alejarnos de la realidad. Un cuento nos puede transportar a donde queramos, y esa es la idea de este trabajo, salir de paseo por otras vidas; sin alejarnos de la realidad. Tenemos que pensar que un cuento es solo eso, un cuento. La realidad es completamente distinta, aunque algunas cosas sean infinitamente parecidas.

                                                                    Roberto Carlos Calvo.

Emoción...


“EL NIÑO QUE QUERÍA SER GRANDE"

Había una vez un niño llamado Juanjo, que estaba triste porque sus padres nunca compartían nada con él.
Nora y Juan, los padres de Juanjo, trabajaban todo el día, motivo por el cual, vivían siempre de mal humor y siempre discutían. Se pasaban el día entero hablando de trabajo, y Juanjo, que nada material le faltaba, vivía en la computadora, navegando en Internet y estudiando. Sabía leer muy bien, y se expresaba correctamente.
Juanjo tenía 6 añitos y prácticamente no tenía amigos de su edad.  Su vida transcurría de la escuela a su casa todos los días, no jugaba con nadie, no hacia deportes y nunca tubo lo mas importante para un niño de su edad, el amor de sus padres.
Los años pasaron y su vida sobrevoló bajo esa doctrina, hasta que el niño de 6 años, se convirtió en adulto. Un tipo que siempre estaba de mal humor, introvertido, serio e incapaz de expresar afecto.
Cierto día en que Juanjo caminaba por la ciudad, se detuvo en una plaza y se quedó inmóvil, observando a un niño con sus padres. Estos jugaban con su hijo, se reían, lo abrazaban y besaban con mucho cariño...desbordaban de felicidad. Al ver esta escena, a Juanjo, se le llenaron los ojos de lágrimas y sintió una opresión en el pecho que denotaba angustia.
El niño de la plaza, miró hacia Juanjo y fue corriendo hacia él; lo miró con una sonrisa y le regaló un caramelo. Juanjo, quedo pensativo por un rato, mientras el niño volvía con sus padres.
Tras esas y varias noches mas, Juanjo soñó con esa imagen todas las noches, y cada mañana, se levantaba feliz y de buen humor. Uno de esos días, tras levantarse, salió a caminar por la placita y el destino lo cruzó con una hermosa  y radiante mujer. Al poco tiempo de salir y conocerse, se casaron; y tiempo después, tuvieron un hijo...al cual nunca le falto el amor de sus padres.

Señores, si la fe mueve montañas...la sonrisa de un niño, hace milagros. Nunca dejemos de ser niños, porque es la única manera de llegar a convertirnos en hombres.

ROBERTO CARLOS CALVO.  15/07/2007 (05:20:44 p.m.)


La que me hizo llorar...

FOU, EL VAGABUNDO.

Fou, era un hombre totalmente despojado de su dignidad, pero si algo le sobraba, era la esperanza.
Creía  que algo le iba a suceder tarde o temprano, lo cual cambiaría su vida para siempre...bueno, el resto de su vida.
En fin, aún tenía confianza en el destino y la suerte, y yo pregunto... ¿Cuándo la suerte es buena y cuándo es mala?
Cierto día como cualquier otro, un vagabundo caminaba por las calles de la ciudad en busca de una razón que le permita seguir adelante.
Fou creía que este día no sería como los demás, ya que esperaba que algo  se transitara por su camino lleno de obstáculos y sucesos desafortunados.
Para desgracia de Fou, el día no pintaba ser diferente a los demás, salvo un pequeño detalle...al cruzar la calle, se detuvo en medio de la misma al ver que en el suelo, yacía un boleto de lotería que se sorteaba dentro de tres días. Con gran infortunio, al incorporarse sin desviar la vista del boleto, un auto lo invistió sorpresivamente.
Por unos instantes, el vagabundo, quedó semi inconsciente, ya que solo podía oír las voces de las personas que supuestamente conducían el vehículo agresor.
Era un matrimonio que había salido a buscar a su niño al colegio, y como llegaban tarde, habían apresurado el rumbo sin darse cuenta que al doblar la esquina, darían contra la humanidad del pobre Fou.
María Cristina Lamas y Ricardo Andrés López, eran una familia Humilde que tenía un niño que había perdido la vista en un accidente hacia unos años atrás. Sus recursos eran por demás escasos, y aunque hacían lo posible `por juntar dinero para la operación de su hijo, la suerte no estaba de su lado, y el dinero no era suficiente.
La pareja estaba destrozada por el terrible hecho, Y como la culpa los atormentaba, decidieron usar el poco dinero con el que contaban, para internar a Fou y que este se recupere del fatal accidente. La pareja decide no decirle al vagabundo, que habían puesto el poco dinero que poseían, en su recuperación.
Una vez operado Fou, María y Ricardo, lo llevaron a su humilde casa para que este se reponga, dándole lo poco que tenían.
Los días pasaban, y Fou veía con asombro que la pareja y el niño, con el cual se encariñó, vivían con casi nada, y que encima lo compartían con él. Esto lo conmovió mucho, y decidió darles una mano, puesto que al trascurrir ya el tercer día de lo ocurrido, se sorteo el boleto que poseía Fou, y este resulto el ganador. Ahora el vagabundo, poseía una gran suma de dinero, y como se había encariñado con el niño y sus padres, decide darles la mayor parte del dinero, quedándose él con apenas lo poco para comer,  y se marcha sin avisar.
Una semana después, Fou se entera que estaban operando a Lucas, el niño ciego del cual tanto se había encariñado, y decide ir a verlo al Sanatorio. Con gran desilusión, se encuentra con la desgracia que, por ser un vagabundo, no lo dejan entrar, y se marcha triste y deprimido.

Desolado, el vagabundo, camina por las calles de la ciudad, y nota que en el medio de una calle como cualquier otra, yace un pequeño papel que le llama poderosamente la atención. Fou, se dirige hacia él, se inclina para alzarlo y se da cuenta que no es sino, otro boleto de lotería...se incorpora, esta a punto de darse la vuelta y...la rueda del destino se cierra.                                    Fin

Mi favorita...


“CAMPAMENTO DEL OLVIDO”

El invierno ya había pasado sin novedades, y me disponía a transitar por las anchas veredas de la nueva temporada veraniega, en busca de algo distinto. Nada me sorprendió mas que la noticia de un viaje con amigos a mi querida villa balnearia “el cóndor”, a escasos 30 Km. de mi ciudad natal, Viedma. Juanchi y Richard, mis “amigos”, eran de esos chicos… ¿Cómo podría decirlo?... mujeriegos?,  Langas? …
Bueno, de esos, se entiende no?.. En fin, la idea era pasar una buena temporada con amigos… y un par de chicas, obvio. La cuestión es que una de ellas, no pudo asistir al viaje, que más bien era un campamento de verano organizado a las patadas, como lo hacían todo ellos. Y resulta ser que, y cito a Juanchi:(“y bueno muchachos, hay una sola minita para los tres, ja ja, que gane el mejor!! )… claro, que gane el mejor… yo soy medio chapado a la antigua vio, y no me gusta eso de jugar con el prójimo, mucho menos si es mujer. Cuestión de crianza que le dicen. Pero la cosa es cuando quise acordar, ya estábamos rumbo  a nuestro destino.
El día estaba espectacular, y la gente coincidió con nosotros para pasar el verano.
Cuando llegamos, mientras yo me disponía a armar las carpas, Juanchi y Richard, ya habían empezado con la operación conquista. Demás esta decirles que todo lo que decían o hacían, estaba orientado al sexo. Yo más bien decidí pasar, e insisto, prefiero charlar, y dejar que las cosas florezcan, si es que surgen.  Soy canceriano,  y el signo me marca a fuego.
La noche nos alcanzó, luego de una tarde a pleno sol y playa, donde mis amigos hacían hasta lo imposible por tener algo con Lucy, porque así se llamaba ella, y prendimos una fogata a un costado de las carpas. Luego de varias horas de esparcimientos y juegos, donde supe hacer de cantante, acompañado de Richard en la guitarra, los cansados conquistadores se fueron a descansar, y me quede a solas con Lucy.
Las estrellas tenían un brillo especial esa noche,  y charlamos de todo… cada palabra o chiste, provocaba un abrazo sentido y tierno… parece mentira, pero sin conocernos demasiado todavía, nos teníamos una confianza ciega. A esta altura de la noche, era obvio que el cansancio nos pedía sueño, y nos quedamos dormidos en un tierno abrazo.
Al día siguiente, me desperté con su cabecita en mi pecho. Lentamente y sin despertarla, me aparte y la tape con una manta, para luego retirarme al mar. No me pude sacar de la cabeza esa noche maravillosa vivida a su lado. Su rostro angelical, su sonrisa tierna, sus ojitos marrones y sus manos entrelazadas entre las mías.  Algo comenzaba a nacer dentro de mi… mientras mi mirada se perdía en el azul profundo del mar.
Un grito chillón de Juanchi me trajo a la realidad del campamento. Los conquistadores habían despertado. Y si… de nuevo a la carga, como no podía ser de otra manera.
Ese día anduve perdido en una nebulosa cósmica sin poder apartar la mirada de su humanidad. La miraba y se me caía el mundo.
Juanchi y Richard no se apartaban ni un segundo de ella, y eso me ponía de los pelos.
Sin darme cuenta en que momento, ella se me acercó y me preguntó que me sucedía, nada le dije… nada, que estúpida e insípida palabra, estaba hasta las manos con ella, eso me sucedía, y lo único que se ocurrió decirle fue eso, nada. Ella me miro por un momento y luego me invito a ir con ellos al mar… esta bien le dije, vallan ustedes.
Quien me escribe los libretos a mi? Se puede ser tan estúpido?.
Esa noche, estuvimos tomando cerveza y cantando hasta tarde. En un momento dado, me retire a calmar mis necesidades fisiológicas y Richard, se fue a dormir. Cuando volví, Juanchi la estaba besando… no puedo explicar la opresión que sentí en el pecho, parecía como si un rayo me hubiera alcanzado sin tormenta alguna.
Me quede parado e inmóvil como una estatua por un largo rato. Quieren saber que pasó?
No se… díganme ustedes como debería terminar esta historia. 
Los muchachos levantan campamento, Se termina un fin de semana agotador, donde todos la pasaron de maravillas… acepto yo, claro; que solo tuve un momento de gloria junto a Lucy, pero que luego se convirtió en una pesadilla.
El invierno se acercó mas crudo de costumbre, ya no volví a verla… y ese momento en la playa, resonaba en mi cabeza como un estéreo a todo volumen.
De pronto, el sonido del teléfono me despierta del letargo; bajé a tierra por un instante y lo deje sonar hasta que se callo.
Nuevamente, la paz fue interrumpida por la insistente campana del aullante teléfono. Se acciono el contestador. Una suave y nítida voz, dulce como la miel, y llena de paz, se coló entre los circuitos inalámbricos del mismo. Era ella; invitándome a tomar algo… quería hablar conmigo.
No la atendí. Para qué?... ya sabía lo que me iba a decir. Estuve horas maldiciendo por no haberla atendido. ¿ Se puede seguir siendo tan estúpido?.
Pasó una semana… las vueltas que da la vida, me la llevaron a encontrarla en un ciber café. La mire, me miro… desvié la mirada, hice como que no la vi, por dios!!! Esta mina me esta poniendo cada vez mas estúpido!!! Como si se fuera a creer que no la vi!!... si fue mas que obvio!!
En fin, se acerco hasta mi máquina y me saludo sorprendida porque no le di bolilla. Me dijo que me notaba distante, me pregunto porque no le contestaba las llamadas… hasta me dijo que no dejaba de pensar en aquel dichoso día y que había estado tratando de ubicarme desde entonces, pero que me había perdido el rastro. ¡Como si le fuera a creer! ¡Me partió el corazón en mil pedazos y de diferentes colores!!!
Le dije que ese día yo sobraba, que no me gusta estar en el medio de nadie… y que yo había perdido en un juego que ni siquiera estuve jugando.       
 La respuesta lógica apareció. Me dijo que no entendía… y bueno, le expliqué. No supo que decirme.
Lo que ustedes no saben, es que Richard, vive a dos cuadras de mi casa, y me dijo que Juanchi y Lucy, se siguieron viendo luego del campamento.
Y lo que ella no sabe, es que a pesar de que nunca voy a dejar de amarla… hace poco mas de un mes, que estoy de novio.
Los amores de verano son así… fugaces; pero algunos, te quedan tatuados en el alma para toda la vida.
Esta es mi historia, la historia de un campamento… el campamento del olvido.
   

                                                 FIN